«Era como si el agua misma formara tres napas, separadas y distintas, la untuosa y lenta superficie llevando una espumosa basura y detritus minúsculo de ramillas y encubriendo como por un cálculo perverso el ímpetu y la furia de la inundación, y debajo de la inundación el riachuelo primitivo, el hilo de agua, murmurando en dirección opuesta, siguiendo imperturbable e inconsciente su rumbo señalado y sirviendo a su fin liliputiense, como un camino de hormigas entre los rieles por los que pasa un tren expreso, tan ignorantes (las hormigas) de su furia y de su poder como si se tratara de un ciclón devastando Saturno*.»
*De la traducción de Jorge Luis Borges.
2025
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