miércoles, 24 de junio de 2009

Internet no es real, al diablo con Internet — Ray Bradbury

Ray Bradbury: "Internet no es real, al diablo con Internet"
El escritor está en campaña para ayudar a las bibliotecas públicas de California.
Por: THE NEW YORK TIMES Y THE GUARDIAN

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FELIZ CON SU VIDA. BRADBURY EN SU CASA DE CALIFORNIA, EN 2002.
A alguien que está a un paso de los 90, que escribió montones de novelas, cuentos y guiones cinematográficos famosos, y cumplió el objetivo de hacer un viaje simulado a Marte, ¿qué le queda por hacer?

"Bo Derek es una buena amiga mía y me gustaría pasar más tiempo con ella", dijo Ray Bradbury, forzando un poco la vista detrás de una vieja mesita de televisión en el living de su casa.

Bradbury, el escritor de ciencia ficción, es muy específico en su excéntrica lista de intereses, y en su manera de ir tras ellos a su edad avanzada y en su estado de relativa inmovilidad. Lo cual es una suerte para las Bibliotecas Públicas de Ventura County, California. Porque entre las pasiones de Bradbury ninguna arde tanto como la pasión por las salas de libros. Su novela más famosa, Fahrenheit 451, que trata de libros quemados, fue escrita en una máquina de escribir alquilada en el subsuelo de la biblioteca de la Universidad de California; su novela La feria de las tinieblas contiene una escena capital en una biblioteca.

Bradbury suele dar charlas en bibliotecas de toda California. El sábado pasado fue el invitado de honor en la Biblioteca H.P. Wright que, como muchas otras en el sistema público estatal, corre peligro de cerrar sus puertas debido a los recortes presupuestarios.

Se hacía una colecta pública donde se proyectó una película basada en su cuento "El maravilloso traje de color vainilla". La entrada salía 25 dólares. Allí Bradbury dijo que ha visitado casi todas las bibliotecas públicas de California: "Yo ya estoy en una silla de ruedas. Entonces me pueden tirar en el auto y después tirarme en la biblioteca y vender libros, recaudar fondos y quedarse con todo el dinero. Recaudo fondos para que puedan seguir", dijo.

"Las bibliotecas me educaron", dice Bradbury. "No creo en las universidades. Creo en las bibliotecas porque la mayoría de los estudiantes no tiene dinero. Yo terminé el secundario en la época de la Depresión y no teníamos dinero. Como no podía ir a la universidad, fui a la biblioteca tres días por semana durante diez años".

Los dólares de los impuestos inmobiliarios, que aportan la mayor parte de la financiación de las bibliotecas en Ventura County, cayeron en picada, dejando al sistema bibliotecario con una deuda de aproximadamente 650.000 dólares. Casi la mitad de esa cantidad se adjudica a la Biblioteca H.P. Wright. En enero se notificó a esta filial que si no conseguía 280.000 dólares tendría que cerrar. El grupo de amigos de la biblioteca, que ya tiene 80.000 dólares, pidió la colaboración de Bradbury.

No es una solución duradera. Que puede tener lugar solamente si los impuestos inmobiliarios repuntan o si los electores aprueban un aumento impositivo que se destinaría en parte a las bibliotecas.

Las amenazas a las bibliotecas perturban a Bradbury, que pasa todo el tiempo que puede hablando con niños en bibliotecas y alentándolos a leer.

¿Internet? Mejor ni hablar. "Internet es una gran distracción", gruñó Bradbury en su casa de Los Ángeles, repleta de enormes animales de peluche, videos, DVD, juguetes de madera, fotos y libros, con cosas como la Medalla Nacional de las Artes tiradas sobre una mesa. "Los de Yahoo me llamaron hace ocho semanas", dijo, levantando la voz. "Querían poner un libro mío en Yahoo. ¿Sabe qué les dije? 'Váyanse al diablo. Al diablo ustedes y al diablo Internet'".

"Distrae", continuó. "No tiene sentido, no es real. Está en el aire en alguna parte". Un vocero de Yahoo dijo que era imposible verificar lo dicho por Bradbury.

Bradbury es famoso por su memoria clara respecto de algunos hechos de la vida. "Tengo una memoria infalible. Recuerdo mi nacimiento. Me acuerdo de cuando estaba en el vientre, cuando estaba adentro. Salir fue fantástico".

Y recuerda haber conocido a Derek en un tren en Francia hace muchos años.

"Me dijo 'Señor Bradbury'. Yo dije: 'Sí'. Ella dijo: '¡Lo amo! Soy Bo Derek'". La representante de Derek, Rona Mensahe confirmó que la historia es cierta. Y que a su clienta también le gustaría ver más a Bradbury.

La esposa de Bradbury, Maggie, con quien estuvo casado más de cinco décadas, murió en 2003. Él cumplirá 89 en agosto.

Cuando no recauda dinero para bibliotecas, Bradbury todavía sigue escribiendo unas horas cada mañana. Todavía es posible encontrarlo regularmente en la sucursal de la Biblioteca Pública de Los Ángeles en Coreatown, a la que solía ir cuando era adolescente. "Los chicos me preguntan: '¿Cómo puedo vivir para siempre?'". "Yo les digo: hagan lo que aman y amen lo que hagan. Esa es la historia de mi vida".

Traducción de Cristina Sardoy

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